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había alcanzado el mismo éxito profesional. El bufete estaba situado en un lúgubre
centro comercial en la zona oeste de la ciudad, puerta con puerta con una agencia
inmobiliaria, lo que sugería una colaboración en la compra y venta de inmuebles, lo
cual no era seguramente con lo que soñaba cualquier abogado al graduarse.
Bajaron del coche y al entrar, fueron recibidos por una recepcionista que podía
pasar por ser la tía solterona de cualquiera.
Querríamos ver al señor Racine dijo Sam.
Lo siento, pero está fuera de la ciudad. ¿Fuera de la ciudad?
Quizás el señor Kowalsky pueda ayudarlos sugirió la mujer.
No, es un asunto de familia dijo Carrie . No sé si quizás& podría decirnos
dónde esta Bud.
Me temo que no.
Es que es muy urgente que nos pongamos en contacto con él.
Si me dejan su nombre y número de teléfono, me ocuparé de hacerle llegar su
mensaje.
Yo no querría molestarla, pero& es que se está muriendo uno de nuestros
familiares, y quiere hablar con Bud porque& en fin, perdóneme. Si no puede usted
decirme dónde está, lo comprenderé.
La mujer se la quedó mirando un momento.
Supongo que teniendo en cuenta las circunstancias& está en Las Vegas.
Mientras Carrie le daba las gracias y le preguntaba que cuándo volvería, Sam se
preguntaba cuánto tiempo se pasaría Bud Racine en Las Vegas. Si disfrutaba más
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jugando que ejerciendo su profesión, eso explicaría al menos en parte por qué su
bufete no estaba en Bay Street.
Cuando se marchó, no dijo exactamente cuándo volvería estaba diciendo la
recepcionista . Aunque ya debería estar aquí, porque lleva dos semanas fuera. Pero
suele quedarse hasta que se enfrían los dados, como dice él.
Dos semanas. Lo que significaba que había salido de la ciudad antes del
asesinato. Pero ¿y si había vuelto sin que aquella mujer lo supiera y había ido a ver a
Leo?
Era una posibilidad, pero lo más probable era que Bud Racine no fuese el
hombre que buscaban. Seguramente seguiría en Las Vegas con un par de dados bien
calientes en las manos.
¿Tiene su número de teléfono, o al menos el nombre del hotel?
Claro. Siempre se hospeda en el Mirage.
Localizó el número en la agenda y lo escribió para dárselo a Carrie.
Gracias. ¿Podría hacerle una pregunta más?
Por supuesto.
Verá, es que le va a parecer un poco rara, tratándose como se trata de un
asunto familiar, pero es que la rama de la familia a la que yo pertenezco se distanció
de Bud cuando yo era todavía una niña. Sé cuantos años tiene y todo eso, pero ¿le
importaría decirme qué aspecto tiene?
La recepcionista la miró extrañada, pero le ofreció una descripción. Con cada
palabra, Sam sentía que el corazón le latía más rápido. La fotografía que habían
conseguido el día anterior no revelaba mucho, pero la descripción encajaba con la
que les había hecho Jenny.
Claro que también encajaría con la de miles de hombres de mediana edad.
Me da la impresión de que se parece mucho a mi padre. ¿Y qué ha hecho
durante todos estos años? ¿Está casado? ¿Tengo algún primo que no conozco?
Buena pregunta, pensó Sam. Si había desaparecido, ¿cuánta gente lo echaría de
menos?
Estuvo casado, pero lleva años divorciado. Y que yo sepa, no tiene hijos.
Ah.
Carrie pareció desilusionada.
Bueno, espero que consiga localizarlo, querida. Pero seguramente tendrá que
dejarle el mensaje, porque suele estar mucho en las mesas de juego y poco en su
habitación.
Sí, gracias. Lo haré.
Salieron del bufete y casi corrieron a la cabina más próxima, pero al
encontrársela fuera de servicio, Sam maldijo entre dientes. Nunca había querido
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tener un teléfono móvil, pero estaba empezando a darse cuenta de lo útiles que
podían ser.
Vamos dijo, y tomó la mano de Carrie . Podemos llamar desde tu casa.
O podemos parar en otra cabina que veamos.
Estás ansiosa por intentarlo, ¿eh?
Tú también piensas que es él, ¿no?
Podría ser.
Dejaron atrás varias manzanas antes de que Carrie viese otra cabina.
Con la habitación del señor Racine, por favor le dijo Sam a la mujer que
contestó en la recepción del hotel Mirage.
Un momento, por favor.
Lo siento, señor le dijeron tras un momento . No tenemos a ningún señor
Racine entre nuestros huéspedes.
¿Es que ha dejado ya el hotel?
Lo siento, pero no podemos facilitar esa información.
Pero no estaba donde la recepcionista creía que debía estar, y eso podía
significar que habían encontrado por fin a un Bud que conocía a Leo y que había
desaparecido recientemente.
Según la dirección que figuraba en la guía de teléfonos, Beauregard Racine
vivía en Wimbleton Road, que resultó ser una agradable zona residencial de cerca de
su despacho.
¿Crees que vamos a averiguar algo así? le preguntó a Sam.
Él se encogió de hombros.
Si Bud Racine nos abre la puerta, sabremos que no está muerto.
No va a contestarnos. Si estuviera de vuelta en Toronto, estaría en el bufete y
no en su casa.
Tendremos que comprobarlo de todas formas.
Un par de casas más abajo, aparcaron frente a una casa de ladrillo. En el jardín
contiguo había una mujer mayor regando las flores y cambió de posición para ver
qué hacían.
Buenos días la saludó Sam al bajarse del coche.
Carrie sonrió también.
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